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DISTRESSED DEBT FUND Y EMPLEO

La recesión económica del último año ha puesto a muchas empresas locales bajo una grave presión financiera. Además, las empresas han tenido dificultades para acceder a la financiación de fuentes tradicionales a medida que los bancos endurecieron sus facilidades de crédito.

En este contexto, los fondos de deuda en dificultades pueden desempeñar un papel contra cíclico al establecer una fuente de financiamiento para ayudar a las empresas afectadas negativamente por la recesión. Estos fondos están diseñados no solo para comprar las deudas de estas compañías sino para llevar a cabo un proceso de recuperación empresarial de estas empresas. El objetivo principal de la intervención es retener puestos de trabajo y mantener la capacidad productiva en la economía, proporcionando un salvavidas muy necesario para que estas empresas cambien sus operaciones y mejoraran su posición. 

Un fondo de distress debt puede ayudar a una empresa a crear capacidad y crear empleo; proporcionar capital de trabajo, así como para gastos operativos y de capital, ayudando así a la empresa a ser competitiva; garantizar la liquidez proporcionando fondos no accesibles por los bancos; y reducir la cantidad de pérdida de puestos de trabajo. La financiación puede tomar la forma de deuda o capital y está estructurada según sus necesidades.

La creación de oportunidades de empleo formal y empleos productivos puede ayudar a aliviar la pobreza y beneficiar a la sociedad en su conjunto.  Este tipo de Fondos poseen la capacidad de impactar a las empresas que crean oportunidades de empleo en áreas con alto desempleo e informalidad. Las oportunidades de empleo son uno de los beneficios más importantes que las empresas aportan a la sociedad, esto se debe a que la inversión en habilidades y la atracción de talento se ha convertido en la base para la competitividad, la productividad y el crecimiento.

Además de la evaluación de impacto financiero y operativo, también los fondos tienen una estrategia para impulsar un mejor desempeño de las empresas que estén rezagadas y/o expuestas a cuestiones laborales (por ejemplo, inequidad de género, trabajo informal y pérdida de empleo inducida por la automatización) que plantean riesgos legales, financieros y reputacionales.

Según el Banco de la República en su informe Recuperación Gradual del Mercado Laboral y efectos de la crisis sanitaria sobre las firmas formales, elaborado en agosto del 2020, por la Subgerencia de Política Monetaria e Información Económica, el mercado laboral colombiano continuaba fuertemente deteriorado como consecuencia de la pandemia por el Covid-19.

Este deterioro ha sido particularmente fuerte en las ciudades, las cuales en su mayoría mantienen tasas de desempleo (TD) históricamente altas. A pesar de que en agosto del 2020 se observó una notoria recuperación del empleo nacional, en general la demanda laboral siguió muy deteriorada. En agosto el empleo nacional todavía seguía siendo inferior en 2,7 millones al observado en febrero, antes del inicio de la crisis sanitaria. El saldo del 2020 muestra una salida de la ocupación de 2,4 millones de personas, con respecto al 2019 

La recuperación observada en el empleo nacional fue liderada por el segmento no asalariado que para agosto habían aumentado 4,6% frente a julio del 2020, mientras que los asalariados crecieron 3,5%) en el mismo período. Así, la recuperación del empleo fue impulsada sobre todo por el segmento no asalariado. 

Se observaron salarios relativamente estables para los asalariados, sin embargo, para el caso de los no asalariados se observaba una caída importante en los ingresos laborales, explicada no solo por menores horas trabajadas, sino también por una menor remuneración por hora, lo que explicaría cerca del 30% de la caída en sus ingresos. 

El deterioro del mercado laboral es mayor en la población femenina, lo que acentúa la brecha de desempleo entre hombres y mujeres. En agosto la TD para los hombres fue del 15,4%, mientras que para las mujeres fue del 24,7%. En diciembre pasado, el desempleo masculino fue de 12,7 por ciento, y el femenino fue de 20,4 por ciento. Lo que lleva a que la brecha de género continúe acentuándose.

Al igual que la población femenina, trabajadores que conforman en gran proporción el sector informal del empleo, como los jóvenes y los trabajadores menos educados, se han visto más afectados.

Según el DANE, para todo el 2020 la tasa de desempleo fue del 15,9%, Y en las 13 ciudades principales y sus áreas metropolitanas, la tasa promedio de desempleo durante el año pasado llegó al 18,2 por ciento. El país cerró el año pasado con un total de 3,7 millones de desocupados, mientras que la población ocupada llega a los 19 millones y los inactivos suman 16,2 millones.

Los nuevos confinamientos ocasionados por el segundo pico de la pandemia y las fiestas decembrinas hacen prever nuevas alzas en las tasas de desempleo.

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