El reto de la financiación para las empresas en Colombia, y en general en las economías emergentes, es un constante dolor de cabeza para los líderes de organizaciones que buscan crecer su mercado, generar nuevos productos, tecnificar su operación o generar mejoras de cualquier tipo en sus modelos de negocios. La presencia limitada de la industria del private equity y los limitantes mandatos de las multilaterales para invertir en las empresas locales hacen que los créditos bancarios sean la opción más viable (y en muchos casos la única) tanto para poder hacer nuevas inversiones como para suplir las necesidades de flujo de caja de las empresas.
Como hemos hablado en blogs anteriores, la alta dependencia de las estructuras de capital corporativo en el sector bancario hace que las empresas sean muy vulnerables a los cambios en el mercado, donde una caída en ventas o una afectación asi sea mínima a los márgenes puede generar la incómoda decisión de seguir pagando los créditos o seguir operando la empresa. Para un empresario, esta respuesta debe ser sencilla, mantener la empresa operando debe ser no solo una prioridad sino el objetivo primordial de cualquier líder, por una razón sencilla: solo a través de la continuidad de la empresa se podrá eventualmente pagar a todos los acreedores, incluyendo los bancos.
Dicho esto, y en muchos casos en detrimento de sus propios intereses, los bancos se ven forzados a exigir los pagos aun si esto significa que las empresas no puedan continuar con la operación, lo que a su vez hace inviable el pago de la acreencia en el futuro próximo. Este ciclo vicioso que da la vuelta perpetuamente necesita una solución contundente. Necesitamos pode acceder a alternativas de financiación para el sector productivo, en especial las empresas medianas que son la masa crítica de nuestra economía y que no pueden acceder al mundo del private equity. Esto no solo por su limitada representación en nuestra región sino también porque no cumple con las expectativas de ingresos que exigen los fondos y porque seguramente tampoco cuenta con los procesos de gobierno corporativo necesarios para cumplir con los requerimientos de los comités de inversión.
Casi 8 de cada 10 empresas colombianas necesitan una línea de crédito para poder seguir operando en la cotidianidad, esto demuestra el delicado balance del flujo de caja que se debe afrontar en las empresas día a día. Desafortunadamente, esta solución afecta directamente los productos; al encarecer la financiación inmediatamente minimizan su rentabilidad, generando menos valor para la empresa y/o a su vez disminuyen la capacidad de competitividad en el mercado local e internacional afectando las ventas. Este fenómeno es el resultado de un carente encadenamiento industrial, una mala rotación de cartera (en promedio los términos de pago de facturas están a más de 68 días) que a su vez es un reflejo de la pobre posición de negociación en la que se encuentran la mayoría de las empresas.
Así parezca difícil de creer, la realidad es que fuentes de financiación alternativas si hay, pero en muchos casos no sabes como acceder a ellas ya que no hacen parte de nuestro medio. Encontrar inversión para nuestras necesidades puntuales es muy parecido a encontrar pareja; necesitamos conocernos, alienar nuestras expectativas y tener un plan conjunto para el futuro.
Esta tarea no es fácil, requiere una amplia red de contactos, poder hablar en el lenguaje al que estan acostumbrados los inversionistas que ven docenas de oportunidades diariamente, tener la paciencia de oír una buena lista de “no”, aceptar tranquilamente todas las recomendaciones de cómo podríamos hacer las cosas mejor. Reconocemos que esto no es fácil, consume tiempo, requiere auto motivación y más que toda una inagotable fuente de paciencia para poder seguir adelante sin perder la voluntad de seguir adelante. Dado que ninguna de estas cosas es sencilla de gestionar para un empresario, la respuesta a este dilema son las bancas de inversión, que asumen este reto como parte de su cotidianidad y ejecutan este trabajo de manera sistemática y profesional.