Para algunas personas resolver las crisis les viene naturalmente, pero para otras y en especial para las empresas en dificultades no es fácil encontrar gerentes y administradores que tengan las características necesarias para gestionar estas circunstancias. Pero cuando se trata de implementar un plan de gestión de crisis, una estrategia nueva, un cambio en el modelo de negocio que nos permita salir de la crisis es necesario que los materialicemos para que se vuelvan una realidad y que no se quede en el papel.
Generalmente la implementación de un nuevo plan de negocios, de una estrategia, de una recuperación empresarial no es tan emocionante como definirla o imaginarla, es más aburrida porque la implementación se trata del día a día, de un paso a la vez, de todos esos puntos de acción que han sido acordados por las partes interesadas en llevar acabo ese plan.
En las circunstancias específicas de una situación de recuperación de una crisis (la presión del tiempo, la información poco confiable, la falta de recursos, y la complejidad de problemas interrelacionados) no permiten que las iniciativas individuales sean llevadas a cabo en la secuencia ideal de análisis, planeación, implementación y monitoreo. Es así, como la necesidad de victorias tempranas, especialmente aquellas relacionadas con consecución de fondos, deban implementarse aun antes de que se tenga el borrador del plan de crisis estructurado.
Ya que la actitud al cambio será determinante para la implementación, los pasos siguientes requieren que la administración reconozca que el cambio es necesario. Para hacer que la implementación sea un hecho se deberá cerrar rápidamente la brecha real que existe entre lo que sucede en la organización y lo que dicen los reportes para que se tenga una visión real de por dónde empezar.
Los cuatro pilares de una implementación exitosa son:
- Responsabilidad (accountability) – La asociación de una persona con una tarea específica, la responsabilidad colectiva lleva a un vacío colectivo, además permite no solo hacer seguimiento, sino que la persona se comprometa y así mismo reciba beneficios. Es necesario que la gente sepa que se espera de ellos.
- Medible – Es más fácil conseguir logros cundo estos son procesos medibles, cuando son logros cualitativos las medidas son mucho más difíciles de establecer. Las mediciones deben estar alineadas con los objetivos de la compañía, deben ser claras y estar enfocadas con los requerimientos del mercado, debe haber indicadores financieros y no financieros para que se pueda incidir directamente sobre ellos. La recolección continua de los datos y un marco de procesamiento debe concentrarse solo en muy pocos indicadores. Una implementación exitosa depende del uso apropiado de los indicadores de desempeño.
- Realizable (metas realistas en términos de tiempo, calidad y costos) – Las metas deben ser ambiciosas pero realistas para mantener a la administración comprometida. El secreto para implementar el cambio es construir una mentalidad ganadora con objetivos realistas.
- Claridad del resultado – Una de las peores cosas que pueden pasar en la implementación de un plan de crisis es perder tiempo valioso o fondos escasos por replicar o desviar esfuerzos, por lo tanto, el resultado de todas las iniciativas debe ser claro y entendido por todas las personas involucradas. Una buena diciplina de documentar por escrito todos los pasos de la implementación puede ayudar, ya que la organización se encuentra abrumada con mucha información y solicitudes en esta etapa.