El objetivo principal de una reestructuración financiera es lograr que la estructura de capital que posibilitan que la empresa pueda implementar un plan de recuperación, logre cubrir todos sus pasivos corrientes cuando venzan (en otras palabras, solvencia) y para fondear el redireccionamiento estratégico cuando esto sea apropiado hacerlo.
No podemos olvidarnos que el primordial objetivo de los directivos de una empresa es crecer el valor para sus accionistas, así el plan de recuperación sea de estabilización primero y de crecimiento después. Esta responsabilidad no debe perderse, aun después de pasar por los momentos más críticos de la crisis donde solo podemos pensar en nuestros propios intereses y en cómo lograr que los bancos y financiadores confíen en la empresa, no debemos perder de vista que crecer hace debe hacer parte de la estrategia de toda empresa.
Sabemos que esto no es fácil, las crisis son momentos de alta tensión donde la compañía ha tenido que reconocer sus pérdidas actuales y seguramente los inversionistas han tenido que reducir sus participaciones. Por otro lado, los bancos y prestamistas han tenido que castigar sus pasivos en libros a un descuento importante y posiblemente algunos de los actuales socios hayan tenido que diluirse por nuevas capitalizaciones o más seguramente por conversión de deuda a capital.
Desde la administración necesitamos darle el parte de tranquilidad a los inversionistas que sus intereses son prioritarios y que las decisiones que vamos a tomar cuidaran de su patrimonio a largo plazo, porque por muy bueno que sea el plan de recuperación si no tiene el soporte de los actuales accionistas y de todas las partes interesadas este no tendrá la oportunidad de implementarse de manera eficaz.
La refinanciación de la compañía es un proceso que comprende dos etapas una de corto plazo que es de supervivencia, seguida de otra de más largo plazo que es la reorganización de la estructura de capital de la compañía.
Financiación de supervivencia de corto plazo significa asegurar que haya suficiente flujo de caja para operar. Es normal que en esta etapa la compañía se financie con proveedores y socios, siendo esta última fuente muy riesgosa ya que esté apoyo se estará yendo directamente a reducir la exposición de la deuda y no a la operación.
Los puntos clave para negociar una financiación de corto plazo son:1) un marco de tiempo realista (por lo menos 3 meses) 2) reestructurar con los actuales acreedores si no hay tiempo para atraer nuevos financiadores 3) minimizar la suma requerida, ojalá pueda sobrevivir solo con el no pago de algunos proveedores, 4) evitar dar garantías adicionales 5) comprender las alternativas disponibles que tienen los acreedores ¿cuál es el peor escenario? ¿qué poder tienen?
La reestructuración financiera de la empresa es un negocio costoso para todas las partes involucradas y esto se puede contener permitiéndole a los acreedores tener un acceso sin trabas a la información y desarrollar un proceso transparente y abierto, esto ahorrará costos y reducirá las complejidades que se derivan de los desacuerdos.
Dependiendo del monto de la deuda y de la gravedad de la crisis, la negociación con los bancos y demás acreedores financieros podrá hacerse bajo los mismos contratos de crédito o acuerdos entre las partes. En dichas negociaciones será muy útil la intervención del gerente de recuperación quien podrá lograr la financiación que la empresa necesita en los términos, compromisos, costos y facilidades que se requieren. No solo se necesitará el apoyo de los bancos sino de los proveedores claves.
Reestructuración financiera de largo plazo tiene como objetivo proveer a la empresa un balance solvente y la habilidad de implementar lo acordado en el plan de recuperación mientras se paga la deuda pendiente o nueva.
Aunque pueda haber muchas maneras de financiarse a largo plazo, generalmente un paquete de reestructuración financiera contiene: 1) convertir toda o parte de la deuda financiera en capital o en bonos convertibles, 2) convertir los intereses no pagados en deuda o en capital, 3) reestructurar la deuda existente con cambios en la tasa de interés y plazos de los créditos, 4) nueva deuda y 5) nueva emisión de acciones a través de emisión directa o colocación privada.
Se deberán hacer unas proyecciones financieras del plan de negocios, en donde se valore el flujo futuro de la empresa y el plan de reestructuración para encontrar el valor de la empresa. Los factores que más influirán en la estructura resultante serán: la estructura de capital existente, las necesidades futuras de financiación del negocio, el valor potencial que tenga el negocio actual, la credibilidad que tenga la gerencia, las posibles contingencias y las consideraciones impositivas.
Aunque la reestructuración financiera se enfoca en los acreedores no hay que perder de vista que los accionistas, por lo menos después de una crisis aspiran a no haber perdido el control de la compañía o por lo menos a que su participación o sea su voto, sea importante en esta nueva estructura.
DIANA ESPINOSA